Azar, gira la suerte y la vida. Soñar con ganarse el baloto

   
  


 
Cuenta el mito popular que un obrero se ganó el premio gordo de la lotería. Llegó a su casa y le dijo a su mujer: "Mija, queme todo que nos ganamos el Lotto Lotin", pero en la quemazón de la pobreza quedo hecho cenizas el billete con el número de la suerte.

Todos los días de la semana diferentes loterías ponen a girar la ruleta de la suerte, pero los miércoles y los sábados le pertenecen al Baloto, que esta semana pone en la línea del azar 35 mil millones de pesos, uno de los más altos acumulados de su historia. El primero fue de 45 mil millones de pesos.

Cuando la mayoría de las personas escuchan una cifra tan grande, empiezan a hilar planes y fantasías. De ahí salen los grandes filántropos, los empresarios y los jubilados del país al que solo se llega con suerte.

Néstor Díez, gerente de la Lotería de Medellín, afirma que al ganarse el premio mayor de una lotería, el Estado descuenta el 20 por ciento por ganancias ocasionales y el Departamento el 17 por ciento, restando al monto total el 33.7 por ciento en impuestos. Sin embargo con el Baloto solo se retiene el 20 por ciento.



La mayoría de las personas, según Díez, piden, cuando ganan, que se mantenga en secreto su identidad, pues temen por sus vidas, "conozco de casos en los que la gente hace pública su dicha y tienen que dejar la ciudad en la que viven", apunta.

Pero ese no puede ser el único cambio, la psicóloga Carmela Ángel, dice que según la personalidad de las personas se pueden dar casos de locura, aunque no es tan recurrente.

"Se puede presentar algún tipo de paranoia, sobre todo en gente con perfiles neuróticos, depresivos o patrones histriónicos, pero no es un caso general".

También está la posibilidad de que existan episodios postrauma, porque es un evento que toma a las personas por sorpresa, "ansiedad por no saber que hacer con tanto dinero e incluso cambios de personalidad".

Hay una posibilidad entre dos millones para ganar la lotería y una entre ocho millones para ganar el Baloto. Aun así, el azar seguirá rodando.